Ya llevo desde 2012 sin fumar y fue de las mejores decisiones que tomé aquí. No me explayaré en la arenga de los ex-fumadores porque lo cierto es que lo echo de menos. Fumar, especialmente después de la cena, mientras me tomaba el último té del día, o en un descanso durante el curro, me transportaba a momentos de soledad tan apacibles como complicados de conseguir. Desde entonces no sé cómo me las he apañado.