Autor: Raúl Quirós Molina

  • Tierra de lobos

    Estoy en la tierra del lobo, momentáneamente, y leo a Gabriel Aresti, y el lobo calla y el lobo desaparece y el lobo estaba fuera de mí. El lobo era yo.

    Defenderé
    la casa de mi padre.
    Contra los lobos,
    contra la sequía,
    contra la usura,
    contra la justicia,
    defenderé
    la casa
    de mi padre.
    Perderé
    los ganados,
    los huertos,
    los pinares;
    perderé
    los intereses,
    las rentas,
    los dividendos,
    pero defenderé la casa de mi padre.
    Me quitarán las armas
    y con las manos defenderé
    la casa de mi padre;
    me cortarán las manos
    y con los brazos defenderé
    la casa de mi padre;
    me dejarán
    sin brazos,
    sin hombros
    y sin pechos,
    y con el alma defenderé
    la casa de mi padre.
    Me moriré,
    se perderá mi alma,
    se perderá mi prole,
    pero la casa de mi padre
    seguirá
    en pie.

    Gabriel Aresti.

    Y la mía, claro. Porque de esto se trataba.

    emigrante

    todo me lo arrebaté
    la piedra
    la tribu
    la marca de sangre
    la raíz
    salvo tu pelo travieso
    salvo tu pelo travieso

  • Pat Ingoldsby

    Le has visto, le has conocido e incluso le has comprado un libro. Y te has llevado el edificio de regalo.

    Pat Ingoldsby es un poeta con aspecto de vagabundo (o, sin ir más lejos, un vagabundo) que vende sus libros de calidad de fotocopiadora en el puente O’Connell St., o en Grafton St.; o si no ofrece estrafalarios servicios como destruir tu teléfono móvil si éste te está molestando (el otro día inventé con Rem una manera de beber cervezas de gorra: apostarse a que en cien metros de paseo por el centro de Dublín encontraría a más de diez personas hablando o utilizando el móvil).

    Todo lo demás lo podéis encontrar en la Wikipedia: los electroshocks, la muerte de su padre, los nombres de sus gatos.

    A veces el personaje del poeta supera la calidad de la poesía, y sin embargo, en un país como Irlanda, donde hasta hace poco no era tan raro encontrarse con el jugador estrella de la GAA O’Driscoll o con Michael Hartnett en el pub de tu pueblo, la fortuna o desfortuna de unos versos poco importa.

    For Rita with love

    You came home from school
    on a special bus
    full of people
    who look like you
    and love like you
    and you met me
    for the first time
    and you loved me.
    You love everybody
    so much that it’s not safe
    to let you out alone.

    Para Rita con amor

    Llegaste a casa desde la escuela
    en un autobús especial
    lleno de gente
    que se parecía a ti
    y que amaba como tú
    y me encontraste
    y me quisiste.
    Tu amas tanto a todo el mundo
    que no es seguro
    dejarte fuera a solas.

  • Apuntes sobre Lighght, Saroyan y aletheia

    lighght

    Con este sucinto poema, siete letras y aparentemente mal escrito, Aram Saroyan se hizo, con tan sólo 22 años, con un premio literario, una firma en la antología The American Literary Anthology, 750 dólares y el protagonismo de una polémica que se extendió más allá de lo literario. William Scherle y otros representantes del republicanismo estadounidense más rancio, como Jesse Helms, dirigieron toda una campaña para desprestigiar el National Endowment for Arts, institución encargada de seleccionar y publicar lo más relevante del año a costa del erario público.

    No podemos permitirnos bajar los impuestos pero sí que podemos pagar a algún beatnik de pacotilla 500 dólares por escribir una palabra… ¿y ni siquiera la escribe bien?

    Cartas como la que traduzco arriba inundaban los buzones de la agencia. Pero el propio Aram Saroyan intuye en su ensayo Flower Power que la controversia, todavía recordada en el presente, iba más allá de lo estrictamente literario.

    My book appeared just after the winter that saw the heaviest American losses in the war in Vietnam – 500 or more American lives lost each week – and arrived simultaneously with the murder of Martin Luther King. It stood on the bookstore shelves when Robert Kennedy was murdered after his victory in the California presidential primary.

    Hay un par de características, ajenas al revuelo político, que hacen al poema minimalista interesante. La primera es el error ortotipográfico (la añadidura de «gh», que en light es muda), que no redunda en una pronunciación distinta (se igualmente lait) y, sin embargo, en el proceso de lectura (que no es tal, y esto lo trato más adelante) sí supone un efecto en el que visiona el poema, y que podríamos llamar poético. Para evitar traducciones horríficas al castellano (¿Luhz? ¿Lhuz? ¿Luzh?), observemos el efecto producido por el siguiente poema de Juan Eduardo Cirlot, que a mi entender es parecido al logrado por Saroyan

    CRISTO, CRISTAL
    Cristo, cristal
    to, al
    alto.

    Cristo, cristal
    to, tal
    total.

    *

    Cristal
    tal
    tel
    Él
    Eli, Eli.

    Lo segundo a considerar es que, en efecto no hay proceso de lectura: puesto que se tratar de una sola palabra, no inserta en ninguna oración o texto con unidades de significado separables, el poema no se lee, se ve. Traduzco de la cita en PoetryFoundation

    La diferencia entre «lighght» y cualquier otro tipo de poema con más palabras es que no tiene un proceso de lectura […] Incluso un poema de cinco palabras tiene un comienzo, un desarrollo y un final. Un poema de una palabra no. Lo puedes ver de una vez. Es instante.

    Instante y la elección de la palabra a retorcer (light), que en español significa «luz» pero también «fuego», «faro», «aspecto», «claro», «suave» etc. remonta la intencionalidad de la poesía, si es que es posible que haya alguna y al mismo tiempo sea poesía, a la aletheia según el sentido de Heráclito y sus lectores más agudos: des-ocultamiento, verdad, aparecer, fuego, luz, etcétera. Light, por tratarse una palabra común, por encontrarse en ese terreno del discurrir y el habla automática, no provocaría ese efecto, ese aparecer poético: igual que en un diccionario las palabras están desalojadas de sí mismas e higienizadas de todas sus posibles significaciones, light en medio de una hoja en blanco dice muy poco. Sin embargo, alterando la ortografía pero dejando la palabra identificable sí que existe esa quiebra de lo automático y, por un segundo, hace reflexionar sobre el instante: el extrañamiento. Saroyan es más prosaico en esto, pero no por ello menos lúcido.

    One day another of Saroyan’s friends, the poet Ted Berrigan, got a look at his latest one-word poem, eyeye, on a sheet of typewriter paper. “He said, ‘What the fuck is this?’” Saroyan recalls, “which I thought was a promising response.”

    Referencias:
    Artículo en PoetryFoundation
    Poemas de Juan Eduardo Cirlot
    Poemas de Aran Saroyan
    Acerca de aletheia

  • Apuntes sobre El Último Tango en París

    Hay una escena en El Último Tango en París que me sobrecoge por su intensidad y el abanico de significados que tienen dentro de la película de Bertolucci. Esta es la secuencia en la que Marlon Brando, bajo la luz tenue que entra en el apartamento en el que tiene sus encuentros con Maria Schneider empieza a hablar pausadamente, casi con desgana, de su infancia. Hasta ese momento el desarrollo de la película ha trazado cuáles son los límites de los dos personajes y el territorio al que están confinados: existen porque se encuentran en ese apartamento, fuera de él cada uno tiene una existencia alejada del otro.

    Everything outside this place is bullshit.

    El personaje de Brando es el primero en establecer esas fronteras entre lo que es y lo que no es real: lo que ocurre en el afuera sencillamente no existe, es falso. Nada de nombres, nada biografías, lo verdadero es esto y ahora. En el transcurso de la película, el personaje de Brando se encarga de reforzar esta advertencia ante la ingenuidad del personaje de Maria Schneider, quien aún no comprende que el único tiempo entre ellos dos sólo puede ser el instante (el Aion de los griegos) y que tratar de aprehender esa experiencia, darle forma (quién, por qué, cómo, antes, después) es convertirlo en Historia y por tanto, aniquilarlo.

    En la escena comentada, Brando quebranta su propia ley creándose a sí mismo una biografía, dejando entonces que el afuera entre en el apartamento, que entre los dos haya una Historia y por tanto, la muerte. Maria Schneider aún no es consciente de cómo ese Brando recostado bajo la luz del atardecer (que me gusta considerar como metáfora del ocaso del instante eterno que el protagonista deja escapar suavemente con su confesión dilatada) está rompiendo las reglas de supervivencia del esto y del ahora que él mismo impuso.

  • yo soy martínez

    yo soy martínez, yo soy garcía, me llamo pedro, me llamo manuel, me llamo javier; yo trabajo con ordenadores, yo conozco varias lenguas, ada, java, bash, y en ninguno he aprendido a llorar o a quejarme, a dar patadas al aire, a decir que no, que no. yo llevo corbata y zapatillas, yo trabajo de nueve a cinco, yo soy el rey del php, yo soy el orgulloso coleccionista de .avi’s, yo soy el gigante del Menéame, yo soy el experto en todo, yo soy el anónimo que comenta tu blog a las tres de la mañana, yo soy el que reside en la vigilia mientras el resto el universo duerme sus preocupaciones mundanas. yo soy el artífice de la nueva revolución tecnológica. yo soy la e-democracia. yo soy la generación web 2.0.

    yo soy el bit y el omega.

    yo soy la sombra que se proyecta desde el LCD sobre las paredes de mi apartamento, por donde trepan, ignorantes a mi presencia, las humedades y la desesperación. yo asisto y participo en induction programs, en trainings, en briefings, dejo clara mi postura, mi posición, mis puntos de vista, yo leo la Biblia de C, la Biblia de CSS, la Biblia del Hacker. yo sé qué significa CCNA, CCNP, Security+. yo me refugio en el soberbio rencor de los foros; cuando soy un animal yo me dejo fluir en las urls más bajas.

    Foto: If u say so… por Beamillion

    yo no sé pintar una valla. yo sé qué es un firewall. yo no sé cocinar una tortilla. yo sé quemar un cd. yo no me frustro y maldigo a la virgen, a todos los santos, al cáliz sagrado y todos los días de mi vida porque no logro que las arrugas desaparezcan, mágicamente, al vapor de la plancha. yo tengo una cuchilla de afeitar dentro del lavabo. y un cepillo de dientes. y un pantalón gris. yo tengo una percha de plástico donde cuelgo y descuelgo la única camisa que poseo, todos los días, como un ritual incorruptible, sin detenerme a contar cuántas veces, durante cuántos años, he ejecutado este acto tan cargado de tristeza.

    yo soy martínez, yo soy garcía, me llamo pedro, me llamo manuel, me llamo javier. yo soy uno de vosotros.

Raúl Quirós Molina
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