Al contrario que la otra gran trilogía griega, la Orestiada, en la tebana los destinos de los personajes son completamente arbitrarios. Nada responde a una venganza planeada, a parricidios premeditados, a victorias debidas al asesinato de la progenie. Ni siquiera en la que podría ser la más discutible de las obras que se conservan de Sófocles, Antígona, hay personajes moralmente reprobables. Creonte y Antígona defienden posiciones igualmente radicales e injustas para con el otro. Creonte hereda la arrogancia dictatorial de Edipo (pero Edipo había solucionado el enigma de la esfinge y había salvado a la ciudad de su maldición) y Antígona es una integrista religiosa: la ley debe obedecer a la tradición. Solo Tiresias adopta papeles ambiguos en Edipo Rey y Antígona. Pareciera que el Coro se fundiera en este confuso personaje y ofreciera al espectador los motivos de la obra sobre los que pensar.
En otras lecturas de la obra, me confundía el conflicto de Edipo en Colono: ¿debe decidir Edipo a quién otorgar el beneficio de su muerte y bendición? ¿Reclama justicia a sus hijos, en especial a Polínices, que lo expulsó de su tierra? Ahora pienso que la obra es un testamento, una exculpación sobre la injusticia que se comete contra su estirpe. No hay un solo momento, desde el inicio de la historia, en la que Edipo pueda hacer absolutamente nada por evitar su destino.
Estoy siguiendo esta versión de las obras completas de Sófocles.