El conflicto

Una vez llegados a este punto, es conveniente presentar acaso el más importante de los elementos en una ficción: el conflicto.

Sin conflicto no hay ficción, puesto que el conflicto es lo que nos une como lectores a la historia que estamos leyendo. Explicaré más adelante, en otra entrada, cómo leer es un acto emocional, por encima de los intereses intelectuales o políticos del autor, y el núcleo de la emoción dentro de un relato o de una novela es el conflicto que allí se presenta.

¿Por qué es tan importante?

Piense en la obra Hamlet, de Shakespeare. Hamlet, desquiciado por la muerte de su padre y por la aparición del fantasma de este, decide acabar con su tío, usurpador del trono. Ya desde el comienzo se puede ir vislumbrando qué dificultades o conflictos tendrá: matar a un rey nunca ha sido tarea fácil y además está esa cosa de la conciencia.

Si a Hamlet no tuviera conciencia, ni nadie se opusiera a matar a Claudio, la obra sería lo más parecido a un programa de sábado noche de TVE. Por fortuna no es así: Hamlet encuentra todo tipo de obstáculos que le impiden, en principio, darle matarile a Claudio. The rest is silence.

Si su relato no posee un obstáculo sólido, creíble y ajustado a su historia, usted habrá escrito un manifiesto, un poema o un plano de metro, pero nunca un relato. Usted puede escribir sinopsis, fichas de personajes, tramas, escaletas y todo tipo de artilugios que, sin conflicto, son papel mojado. Si Romeo y Julieta pertenecieran ambos  a los Capuleto, su romance hubiera sido más petit bourgeois. Si Joseph K. hubiera podido conseguir el abogado que necesita a tiempo, no habría existido El Proceso. Sin conflicto no existe la literatura, porque este es el reflejo de la vida.

Pero, ¿qué es un conflicto?

La primera idea que ha de abandonar acerca de los obstáculos es que se trata de una discusión entre dos personas. Las discusiones, aunque puedan surgir de un conflicto, no son en sí un conflicto. Que Juan no baje la basura y María no limpie los cacharros no contienen los elementos suficientes para considerarlo como tal. En cualquier momento Juan puede bajar la basura y María limpiar los cacharros: el problema no está ahí. El conflicto, en todo caso, estará en porqué esta pareja no deja de fastidiarse a través de estas acciones.

Así que lancemos una definición: conflicto es aquella situación que se interpone entre un personaje y su deseo. También hablaremos del deseo más adelante, pero quédese con esta definición: el deseo es aquello que hace que el personaje actúe. Puede ser un amor nuevo o la muerte de un rival, conseguir un trabajo, huir de la ciudad, hacerse rico o no ser pobre; pero debe ser lo suficientemente fuerte como para que al personaje le merezca la pena. Si el personaje desea una coca-cola pero se conforma con agua, no hay un deseo potente.

Tipos de conflicto

Y ahora llega la pregunta tonta del día: ¿qué tipos de conflictos existen? Aquí pueden encontrar unos cuantos. Pero detengámonos en su clasificación. No les resultará extraño encontrarse con manuales de escritura que los clasifican entre internos y externos. Uno interno sería aquel que impide que un personaje actúe por cualquier motivo psicológico, moral, religioso: no puedo casarme con Romeo hasta llegar al matrimonio porque es inmoral. El externo sería aquel ajeno al personaje y que le impide llegar hasta lo que desea: No puedes casarte con Romeo hasta llegar al matrimonio porque soy tu padre.

Esta división no tiene ningún sentido y, si lo tiene, es perogrullesco. Ningún conflicto es netamente externo o netamente interno. Se dice: un incendio, por ejemplo, es un conflicto externo. No es cierto. La película Titanic trata del hundimiento de un barco después de chocar con un iceberg. Según la teoría del conflicto, sobrevivir (el deseo) se encuentra con la posibilidad de morir (el conflicto, representado por el iceberg y el hundimiento). Si el hundimiento fuera el conflicto, una forma sencilla de terminar con el drama es que la gente saliera organizadamente del barco y esperara al rescate. Pero lo que ocurre verdaderamente es que frente a ese obstáculo externo cada personaje ha de responder con sus propios obstáculo internos. ¿Me salvo yo o mi amado? ¿Me salvo yo o a los niños? ¿Dejo a este tipo encerrado o abro las compuertas y nos ahogamos todos? Nunca hay un conflicto externo o interno puros.

 

 

Comentarios

[…] complementar lo aprendido en el texto anterior sobre el conflicto, hoy hablaremos de distintas obras de Shakespeare, cuya lectura recomendamos. Nada menos que […]

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