De todas las clases que impartía el maestro Mairena, la que mayor excitación provocaba a sus alumnos era la de Política. El maestro, de condición política indefinida, solía sentarse en su mesa y abrir el periódico por la sección de sucesos, mientras dejaba que los alumnos se enzarzaran en agudos debates. Como él mismo argumentaba: “¿La política? Cosa del pueblo, es bien sabido. Nadie mejor que nuestros vendedores de periódicos o nuestras porteras para conocer el estado actual de la economía o los contubernios entre las Cámaras. Mi maestro Abel Martín lo reflejaba de una manera lúcida en estos versos, inspirados seguramente en las palabras de un viejo conocido suyo”:
“Es de noche. Se platica
al fondo de una botica-Yo no sé,
don José,
cómo son los liberales
tan perros, tan inmorales.-¡Oh, tranquilícese usté!
Pasados los carnavales,
vendrán los conservadores,
buenos administradores
de su casa.Todo llega y todo pasa.
Nada eterno,
ni gobierno
que perdure,
ni mal que cien años dure.”
Sin embargo, no faltaba quien objetara a Mairena su impavidez ante los cambios de gobierno que se daban por aquella época.
– ¿No cree usted que la gente debería estar al tanto de los acontecimientos políticos para evitar la tiranía de nuestros dirigentes?
– No considero que ése sea un mal mayor – respondía Mairena.
– Pero, ¡qué barbaridades dice!
– No se caliente, amigo mío, recuerde que el tirano lo es porque “tiranea” a unos tiranizados. Más que ejercer éste el mandato a su gusto, es el pueblo quien permite ser mandado, y sin esto último, cualquier gobierno es una mera ilusión del político, puesto que no hay nada más fugaz que un dirigente sin nadie a quien mandar. Ahora, que el tirano crea que el poder proviene de Dios o de la Historia… No es más que cortesía del pueblo.
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Textos apócrifos de Juan de Mairena, Lluis Prévert