I – He encontrado editor.
II – En otro orden de cosas, Los Crímenes de Oxford es la prueba fehaciente de que Álex de la Iglesia no es director de cine, sino un trekkie con dineros, y un síntoma más o menos claro del tipo de cine que se promociona en España. Por ser dadivoso y tocarle con un adjetivo grácil diremos que es panderetesco. Hay una bizarra asunción por parte de los prohombres de generaciones anteriores (comenzando por los que rondan entre los 30 y los 40, y hacia atrás) que considera que ha de perpetuarse «porque funciona» una cierta línea intelectual prehistórico-puertohurraquiana, esto es, un anti-intelectualismo tan feroz como anquilosado en los albores del siglo pasado , e impensable en un mundo tan interconectado en el que cualquier manera de autarquía o nacionalismo cultural es por sí mismo absurdo. Así que, ¿a qué ese provincianismo modernizado de Torrentes, Mortadelos y Filemones, Santiago Segura, tetas y culos, culos y tetas, etcétera?
III- Por plantear una vez más el problema del cine en España: existen dos tipos de espectador, no necesariamente enfrentados, pero de gustos diferentes. Está el espectador que consume cine como elemento de ocio, y está el que consume cine como elemento de cultura. El primero se solaza como lo hace un aficionado en un partido de fútbol: sólo hay tres posibles soluciones al match, gana, pierde o empata. Los fuera de juego se pitan y los corner se sacan con el pie. Cuando el espectador va a ver Spiderman 3 sabe lo que está viendo, y no espera otra cosa que a Peter Parker metiéndole goles al Doctor Muerte. No espera que, por ejemplo, la tía May se suicide y el pobre de Peter tenga que vender su culo para pagar facturas.
El otro espectador se parece más al visitante de museo: a veces sabe de qué trata la exposición, otras se coloca detrás de un barbudo a escuchar sus sabias indicaciones y clases magistrales y en la mayoría de las ocasiones está por la novia o por los colegas.
Pues bien, los franceses, como son muy listos se dijeron a sí mismos: nosotros no podemos competir con el cine de terror estadounidense, las películas de acción estadounidense, las comedias de adolescentes estadounidenses, así que, ¡eh! ¿por qué no creamos el cine francés? Sacamos a unas tías macizas, creamos unos personajes que frivolicen sobre todo y actuamos como si el resto del mundo girara en torno nuestro.
Comentarios
Un espía te ha escrito una carta…uhhhh
Y comienza así:
«Querida Quiros…Las fotos que me mandas me hacen ver que sigues siendo tan joven y bella como entonces.»
http://espiadelbar.blogspot.com/
Pero… ¿Y esto? 🙂