Gracias Señor por las benzodiacepinas
porque ellas tienen las manos más suaves
que me han acariciado antes de dormirme
después de cenar y ver la tele.
Gracias por el zolpidem
porque él se sabe único para crear compañía
y me trae voces a mis oídos
y discusiones entre mis hermanos
y con mis amigos,
y me deja dormir
como muerto.
Gracias por la fluoextina que con su voz tan profunda
como si surgiera de una gruta
me invita flotar sobre los ríos olvidados
me abraza en los transportes públicos,
y cuando veo la guerra árabe
siento una gran compasión
siento que tengo que dar las gracias
por todos aquellos que mueren por mí
en la pantalla fantasmal,
luminiscente.
Comentarios
aunque no entró la sertralina ni el clonazepam, el texto es fantástico. saludos.
¡Muchas gracias! Seguiremos investigando…