Durante algún tiempo he querido compilar algunas lecciones sobre escritura creativa que he venido impartiendo en escuelas, ateneos y centros cívicos, por si aquello de lo aprendido pudiera servir de algo a alguna persona interesada en escribir. La historia corta se resume en que la pereza me vence y la cantidad de bibliografía disponible en cualquier biblioteca pública gana en seriedad y llegada a cualquier cursillo que pueda ofrecer yo.
Tal vez porque escribir es andar por la vida derrotado, mi derrota ya se produjo cuando la magnitud del proyecto desbordó las expectativas: un libro de escritura creativa que dijera algo nuevo, que no celara la obviedad, o que pudiera servir al escritor más allá de ocupar un lugar en su estantería y en su conformismo. Luego estaba la cosa de llevarlo a un editor y convencerle de que invirtiera su dinerito en aquellas hojas. Pero ese es otro cuento.
Con todo, he decidido escribir aquí algunos de esos apuntes, para complementar lo que vemos en clase y así tener prueba escrita de las reflexiones que van surgiendo de la lectura, corrección y reescritura de textos propios y ajenos.
Es de recibo reconocer a los que nos han precedido y quiero recomendar tres libros sobre escritura creativa que son verdaderamente útiles: Para ser novelista, de John Gardner; Escribir, de Enrique Páez; y cualquier de Silvia Adela Kohan, que debe ser la persona en el mundo que más ha escrito sobre escritura creativa y muy bien.
A lo largo de las piezas que vienen, hablaré de narrador, tono, punto de vista, adjetivación y construcción de personajes, como es de rigor en cualquier clase de dramaturgia, pero intentaré evitar la inercia clásica de la lección de taller, como los ejercicios sin más propósitos que el entretenimiento, los clichés como «mostrar y no decir» y toda la mandanga relacionada con el SEO y el posicionamiento web que tantísimo mal han hecho a la escritura libre.
Bienvenidos.